La violencia está dirigida contra inmigrantes africanos; hay cientos de heridos
JOHANNESBURGO.- La ola de ataques xenófobos que sacude a esta ciudad desde hace una semana creció ayer en forma brutal cuando turbas de encolerizados sudafricanos atacaron con machetes, palos e incluso fusiles a cientos de extranjeros provenientes en su mayoría de otros países africanos.
La violencia, que ya se cobró la vida de por lo menos 24 personas, incluidos dos niños, profundizó la crisis política que vive Sudáfrica, donde el gobierno enfrenta una creciente inflación, una grave crisis energética y el malestar de los sectores más pobres de la población, decepcionados de las políticas económicas del presidente Thabo Mbeki.
Las escenas de violencia, muchas de las cuales rememoraron la época del apartheid, han comenzado ha perjudicar la imagen del país cuando faltan apenas dos años para que Sudáfrica sea sede del próximo Mundial de fútbol, que se celebrará en 2010.
El brote xenófobo comenzó hace una semana, en el periférico barrio de Alexandra, cuando un grupo de sudafricanos atacó a varios inmigrantes de Zimbabwe, Zambia, Malawi y Mozambique.
Los inmigrantes, que suman unos cinco millones, son acusados por los sudafricanos de ser los causantes del alto índice de criminalidad que registra Johannesburgo y de acaparar los pocos puestos de trabajo disponibles, en un país donde el desempleo afecta al 40% de la población.
Con el correr de los días, la violencia se extendió a otros barrios periféricos y la situación está ahora fuera de control.
Armados con navajas, pistolas y bidones de nafta, los exaltados atacan a los inmigrantes, violan a sus mujeres, saquean sus negocios y queman sus hogares.
"La gente está desesperada. Hay más de 6000 desplazados, cientos de heridos y disturbios por toda la ciudad", afirmó Eric Goemaere, vocero de la ONG Médicos Sin Fronteras, que dijo que la situación se ha convertido en una "crisis humanitaria".
Varios testigos dieron cuenta de hechos aberrantes y aterradores en distintos puntos de la ciudad.
"Esta es una guerra", dijo Lucas Zimila, un ciudadano de 60 años que fue atacado el domingo por una multitud armada con machetes mientras dormía en su choza de Tembisa, en el norte de Johannesburgo. "Me gritaban que saliera, que no pertenecía aquí, y después quemaron mi choza", contó el hombre, que sufrió un corte en la cabeza.
Otros testigos contaron que bandas armadas recorrieron edificios de varias plantas en busca de extranjeros y tiraron a varias mujeres por las ventanas.
"Zonas de guerra"
Los diarios sudafricanos, muchos de los cuales ya hablan de "anarquía total" y "zonas de guerra", publicaron ayer en primera plana la foto de un hombre que fue quemado vivo. Una turba lo ató a un colchón y le arrojó nafta.
Aterrados, miles de inmigrantes han buscado refugio en comisarías, iglesias y oficinas de gobierno. Y muchos, ante el descontrol de la situación, han empezado a armarse para defenderse de los ataques.
La Cruz Roja estima que por lo menos 3000 personas han perdido sus hogares por los ataques xenófobos.
Con este escenario de fondo, cientos de ciudadanos llamaron a las radios locales para suplicar al gobierno que declare el estado de emergencia y envíe al ejército para frenar la violencia.
El presidente, sin embargo, se limitó hasta ahora a lanzar un enérgico llamado para que se detenga la violencia. "Ciudadanos de otros estados del continente africano y de otros continentes son, ante todo, personas como nosotros y merecen ser tratados con respeto y dignidad", afirmó Mbeki anoche en un mensaje por televisión.
También la Fundación Nelson Mandela condenó el brote xenófobo, al igual que el presidente del gobernante partido Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés), Jacob Zuma, que pidió el fin de la violencia.
"Detengan de inmediato esta violencia", pidió, por su parte, el premio Nobel de la Paz Desmond Tutu.
Fuente:Agencias AP, AFP, DPA, EFE y Reuters
La violencia, que ya se cobró la vida de por lo menos 24 personas, incluidos dos niños, profundizó la crisis política que vive Sudáfrica, donde el gobierno enfrenta una creciente inflación, una grave crisis energética y el malestar de los sectores más pobres de la población, decepcionados de las políticas económicas del presidente Thabo Mbeki.
Las escenas de violencia, muchas de las cuales rememoraron la época del apartheid, han comenzado ha perjudicar la imagen del país cuando faltan apenas dos años para que Sudáfrica sea sede del próximo Mundial de fútbol, que se celebrará en 2010.
El brote xenófobo comenzó hace una semana, en el periférico barrio de Alexandra, cuando un grupo de sudafricanos atacó a varios inmigrantes de Zimbabwe, Zambia, Malawi y Mozambique.
Los inmigrantes, que suman unos cinco millones, son acusados por los sudafricanos de ser los causantes del alto índice de criminalidad que registra Johannesburgo y de acaparar los pocos puestos de trabajo disponibles, en un país donde el desempleo afecta al 40% de la población.
Con el correr de los días, la violencia se extendió a otros barrios periféricos y la situación está ahora fuera de control.
Armados con navajas, pistolas y bidones de nafta, los exaltados atacan a los inmigrantes, violan a sus mujeres, saquean sus negocios y queman sus hogares.
"La gente está desesperada. Hay más de 6000 desplazados, cientos de heridos y disturbios por toda la ciudad", afirmó Eric Goemaere, vocero de la ONG Médicos Sin Fronteras, que dijo que la situación se ha convertido en una "crisis humanitaria".
Varios testigos dieron cuenta de hechos aberrantes y aterradores en distintos puntos de la ciudad.
"Esta es una guerra", dijo Lucas Zimila, un ciudadano de 60 años que fue atacado el domingo por una multitud armada con machetes mientras dormía en su choza de Tembisa, en el norte de Johannesburgo. "Me gritaban que saliera, que no pertenecía aquí, y después quemaron mi choza", contó el hombre, que sufrió un corte en la cabeza.
Otros testigos contaron que bandas armadas recorrieron edificios de varias plantas en busca de extranjeros y tiraron a varias mujeres por las ventanas.
"Zonas de guerra"
Los diarios sudafricanos, muchos de los cuales ya hablan de "anarquía total" y "zonas de guerra", publicaron ayer en primera plana la foto de un hombre que fue quemado vivo. Una turba lo ató a un colchón y le arrojó nafta.
Aterrados, miles de inmigrantes han buscado refugio en comisarías, iglesias y oficinas de gobierno. Y muchos, ante el descontrol de la situación, han empezado a armarse para defenderse de los ataques.
La Cruz Roja estima que por lo menos 3000 personas han perdido sus hogares por los ataques xenófobos.
Con este escenario de fondo, cientos de ciudadanos llamaron a las radios locales para suplicar al gobierno que declare el estado de emergencia y envíe al ejército para frenar la violencia.
El presidente, sin embargo, se limitó hasta ahora a lanzar un enérgico llamado para que se detenga la violencia. "Ciudadanos de otros estados del continente africano y de otros continentes son, ante todo, personas como nosotros y merecen ser tratados con respeto y dignidad", afirmó Mbeki anoche en un mensaje por televisión.
También la Fundación Nelson Mandela condenó el brote xenófobo, al igual que el presidente del gobernante partido Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés), Jacob Zuma, que pidió el fin de la violencia.
"Detengan de inmediato esta violencia", pidió, por su parte, el premio Nobel de la Paz Desmond Tutu.
Fuente:Agencias AP, AFP, DPA, EFE y Reuters
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